7 principios para levantar una descendencia para Dios (Parte 1: Oración)
Por: Manuela Castellanos
La sabiduría edificó su casa, Labró sus siete columnas.
Proverbios 9:1
Creo que algo que todos los padres tenemos en común es que constantemente nos preguntamos: ¿Cómo podemos ser mejores padres?, o ¿cuál es la forma correcta de formar a nuestros hijos? Muchas veces lo que funcionó con un hijo, no funciona de la misma manera con el hermanito(a). Creo que Dios no solo nos da hijos para que los formemos a ellos, sino que también nos los entrega para formarnos a nosotros. Los hijos nos enseñan a depender de Dios, a buscarle constantemente y a ser mejores personas porque sabemos que tenemos unos ojitos
muy atentos puestos sobre nosotros y se dan cuenta de todo lo que hacemos.
El proverbista enseñó que la sabiduría nos guía a labrar 7 columnas. Creo que para formar una descendencia para Dios se requiere esfuerzo, trabajo, determinación, metas específicas y sobre todo ser intencional a diario para poder establecer fundamentos sólidos que permitirán que levantemos hijos en el temor de Dios.
Hoy quiero compartir contigo la primera parte de esta serie de 7 principios que te ayudarán a levantar un hogar sólido.
1. Oración
Escuché el testimonio de un hombre que, así como Abraham, anheló levantar una descendencia para Dios: George McCluskey. Fue un hombre de oración, que en las últimas décadas de su vida, oró específicamente por el bien espiritual de sus hijos y por los descendientes que habrían de venir. Dedicó una hora cada día para esta misión.
Cada día, de 11 am a 12, solo tenía este propósito en mente. Al final de su vida, dijo que el Señor le había hecho un promesa muy inusual: que todos los miembros de sus cuatro generaciones serían cristianos.
Hoy, 80 años después, ¡esta promesa se ha cumplido! Su bisnieto James Dobson, en su libro ‘Your Legacy’ (Tu legado), comparte cómo 4 generaciones de ministros se han levantado como resultado de este hombre de fe.
¡Podemos decir que la oración sí funciona!
Creo que ser padres es un proceso constante en el que nunca dejamos de aprender, porque siempre estaremos lidiando con esas personas que Dios nos confió para que acompañáramos durante las etapas de su vida. Los desafíos a conquistar con ellos en la primera infancia serán muy diferentes a los de la adolescencia, siempre estaremos aprendiendo.
También pienso que el amor genuino por Dios y por nuestros hijos se debe reflejar en las oraciones que elevemos a Dios por ellos; de hecho, es la mejor semilla que podemos sembrar en nuestras futuras generaciones. Me uno a la afirmación de William Law, que dijo:
No hay nada que nos haga amar tanto a un hombre como orar por él.
La historia nos ha demostrado que detrás de un gran hombre de Dios ha habido una madre, o una esposa, intercesora que lo ha levantado con sus oraciones, así que si eres mamá y te encuentras frente a grandes desafíos, te motivo a que hagas lo siguiente:
1. Ora basada en una promesa específica que Dios te haya dado tanto para tu familia como para un hijo individualmente.
2. Ora con fe, creyendo que tendrás recompensa del trabajo que haces en lo secreto. (Mateo 6:6)
3. Persevera en la oración. ¡Qué impactante este hombre que se determinó a orar una hora cada día solamente por sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos sin siquiera conocerlos! ¡Qué gran poder tuvieron sus oraciones! Hoy, su familia sigue cosechando el fruto de las oraciones que este hombre de fe sembró hace muchos años.
Hace unas semanas, el Señor me regaló la siguiente promesa y me gustaría compartirla contigo, para que tú también te apropies de ella, la reclames y te determines a levantarte en oración y a decretar que toda tu descendencia le servirá al Señor:
Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.
(Isaías 59:21)