7 principios para levantar una descendencia para Dios (Parte 4: Trabajar en lo eterno)
Por: Manuela Castellanos
Hace algunas semanas mi padre me hizo una pregunta, y quiero comenzar hoy haciéndote esta misma pregunta: ¿Qué se lleva el hombre cuando parte de este mundo? Sabemos que todos tendremos que partir un día de este mundo, y que sin importar cuántas cosas hicimos o adquirimos sólo nos llevaremos una cosa. Mi padre luego me mostró Hebreos 2:10, un pasaje
que nos da la respuesta:
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
Así como dice de Jesús que él había de llevar muchos hijos a la gloria y por esta causa fue afligido, de igual manera, nosotros al partir de este mundo presentaremos delante de Dios los hijos que hayamos formado en el temor de Dios. En otras palabras, tu descendencia es tu mayor tesoro, y es lo único que te llevaras de este mundo.
Abraham entendió lo que había en el corazón del Padre, y por eso aunque el era una persona exitosa que aparentemente lo tenía todo; una hermosa esposa, tenía siervos fieles, además, la Biblia dice que era un hombre riquísimo en ganado y sobre todo, era un hombre conocido por ser amigo de Dios. Pero para Abraham aun había algo que hacía falta, lo que el más anhelaba era ver una generación, Su generación al servicio de Dios.
Fue Dios mismo quien colocó ese deseo genuino en el corazón de Abraham y recibió la misma naturaleza de su Dios, la naturaleza de un padre. Creo que como nunca antes esta es la necesidad más grande de nuestra sociedad. Se necesitan hombres que tomen su lugar y su función de padres. Mi abuelo paterno fue un hombre que estuvo un poco distante de su familia, como consecuencia, mi papá creció sin tener una relación cercana a su padre. Cuando por fin mi abuelo decidido dedicarse más tiempo a sus hijos, sufrió un accidente y de un momento a otro falleció. Mi padre a los 10 años de edad quedó con ese vacío de no haber conocido de cerca la figura de un padre.
Mas cuando llego a los pies de Cristo, en su misericordia Dios se le reveló cómo su verdadero padre. Dios empezó a trabajar en el corazón de él, y su amor fue lo que hizo que su vida fuera completamente transformada. Puedo decir que el mismo amor del Padre celestial fue depositado en el corazón de mi padre, y como consecuencia siempre tuvimos un excelente padre en nuestro hogar, amoroso, respetuoso, con un corazón para Dios y lleno de sabiduría para formar a todos sus hijos. Hoy, toda nuestra familia le sirve a Dios. Gracias a que crecimos en un hogar con un padre presente y amoroso, hemos ahora podido levantar hogares bajo los mismo principios. Solo hay agradecimiento en mi corazón porque un día su misericordia nos alcanzó!
Abraham logro sentir lo mismo que había en el corazón su su Padre y por eso Dios le cambió el nombre y se convirtió en padre de multitudes. De la misma manera, te motivó a que le permitas al Espíritu Santo colocar lo que hay en su corazón dentro de ti, y que todos los dias vivas para eso. Será la mejor causa por la cual vivir y existir!