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FAMILIA

Alimenta a tus hijos física y espiritualmente

Alimenta a tus hijos
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¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
(1 Corintios 6:19)

En este pasaje el apóstol Pablo nos enseña algunas verdades. La primera es que nuestro cuerpo no nos pertenece, sino que es un regalo de Dios. Además, no es un regalo cualquiera, sino que tiene un propósito específico: ser el templo del Espíritu Santo.

Como nuestro cuerpo es el lugar de morada de Dios mismo, nuestra responsabilidad es cuidarlo. Esto implica tener hábitos saludables de sueño, ejercicio y alimentación. En este blog nos enfocaremos en lo último: cómo alimentar de manera saludable a nuestros hijos y enseñarles buenos hábitos alimenticios.

La alimentación saludable se define como aquella que proporciona los nutrientes que el cuerpo necesita para mantener el buen funcionamiento del organismo. Debe ser completa, equilibrada, suficiente y adecuada (CESA).

  • COMPLETA: incluye todos los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
  • EQUILIBRADA: aporta las cantidades adecuadas de cada grupo de alimentos para su utilización.
  • SUFICIENTE: satisface los requerimientos del cuerpo, tanto de calorías como de nutrientes, según la edad o etapa en la que se encuentra.  
  • ADECUADA: tiene en cuenta cada persona por su edad, gustos, hábitos, economía y se adapta a ellos.

A partir de lo anterior podemos ver que la alimentación saludable tiene en cuenta no solo la cantidad sino la calidad de alimentos que le damos a nuestros niños. No se trata de darles comida para llenarlos, sino de brindarles una alimentación que cumpla con las características mencionadas anteriormente. Por esto, queremos compartir contigo algunas generalidades de la alimentación según la edad.

0-6 meses: la lactancia materna es el mejor alimento en esta edad y debe ser exclusiva; es decir, no es necesario agua ni ningún otro complemento, ya que esta aporta los nutrientes en las cantidades necesarias para el desarrollo y crecimiento en esta etapa. En algunos casos se opta por el uso de fórmulas lácteas o infantiles; sin embargo, la leche materna es el mejor alimento que le podemos brindar a nuestros bebés y, siempre que sea posible, debes procurar darle.

6-12 meses: a partir de los 6 meses se inicia la alimentación complementaria, sin dejar de lado la lactancia materna. En esta etapa los bebés tienen una necesidad mayor de calorías y nutrientes como hierro por lo cual es necesario complementar la lactancia. En esta etapa se empiezan a establecer hábitos de alimentación, así que es muy importante la adecuada selección de alimentos, incluyendo 4 grupos principales que son las frutas (dulces y ácidas), verduras, cereales y proteínas (animales como el pollo, res, pescado, mariscos, huevo, queso fresco, yogur natural y vegetales como frijol, garbanzo, lenteja, soya). A partir de los 10 meses se incluyen el grupo de las grasas (aceites vegetales) y después de los 12 meses la leche de vaca. La alimentación debe ser variada en cuanto a alimentos, colores y sabores, nuestra creatividad para preparar y para servir los alimentos juega un papel importante en su aceptación. Al mismo tiempo puedes hacer una progresión de texturas, empezando por purés, más adelante pastosos, grumosos, machacados y picados finos, hasta llegar a trozos pequeños.

Es muy importante que evites el uso de pantallas y otros distractores durante la alimentación. Permite que el niño toque y juegue con los alimentos (¡así al principio ensucie todo!).

12-24 meses: en esta etapa se maneja la misma alimentación de la anterior, con la diferencia de la textura (deben ser trozos más grandes). Los niños realizan 3 comidas principales y 2 refrigerios cada día. En esta etapa los niños son más activos, así que en el momento que inician a caminar es más difícil mantenerlos en un mismo lugar para comer; sin embargo, el mantener una rutina a la hora de alimentarlos ayudará.

El ejemplo en casa es importante, nuestros hijos comerán lo que nos vean comer. Por eso debemos compartir en familia y mostrar con nuestro ejemplo el consumo de alimentos saludables.

Los siguientes alimentos no se deben incluir antes de los dos años de edad: azúcar, panela, miel y dulces en general, yogur griego, bebidas vegetales (arroz, almendra etc.), hinojo, edulcorantes o azucares dietéticos, jugos y café. La sal se puede usar después de los doce meses, pero solo en la preparación (no en la mesa).

2-3 años: en esta etapa su nivel de exploración hace difícil que estén “quietos” durante el tiempo de la alimentación. Por tal motivo, busca estrategias como incluirlos en la preparación de los alimentos (con cosas sencillas que ellos puedan hacer) y hacer platos llamativos. Es importante que no uses la alimentación como premio o castigo, y tampoco que los obligues a comer. Si tu hijo rechaza algún alimento, vuelve a ofrecerlo en diferentes preparaciones y texturas, esto ayudará a su aceptación.

3-6 años (edad preescolar): a partir aproximadamente 3 años y medio, los niños tienen establecidos hábitos alimentarios y sus preferencias son evidentes, lo que los puede hacer más selectivos a la hora de comer. En esta etapa se comienza a ver el fruto del tipo de alimentación que haya tenido tu hijo a lo largo de su vida.

Es una etapa importante para seleccionar loncheras saludables. Procura limitar el consumo de paquetes y comidas rápidas,el consumo de gaseosas y jugos artificiales, seguir incentivando el consumo de agua, frutas y verduras, al igual que la inclusión de actividad física en su rutina.

Como mencionamos anteriormente, cuando veamos que un niño no recibe algún alimento diciendo que no le gusta, no es recomendable obligarle a comer, debemos escucharlos y hablar con ellos. Tal vez no es que no les gusta, sino que no lo quieren comer en ese momento, pero no saben cómo decirlo; sin embargo, es importante seguir ofreciéndolo y servirlo en el plato así no lo coman.

Puedes usar las manos de tu hijo para saber el tamaño aproximado de la porción para cada grupo de alimento:

    • Harina o cereal: su puño cerrado.

    • Proteína: la palma de su mano.

    • Verduras: sus dos manos juntas.

    • Fruta: su puño cerrado.

    • Queso: dos dedos (índice y corazón)

    • Para lácteos comienza con medio pocillo (120ml o 4oz) y aumenta a 3/4 de pocillo (180ml o 6oz). Para que sea más sencillo y no tengas que estar midiendo constantemente, compra vasos de 240ml (~8oz) y llénalos hasta la mitad cuando le des a beber algún lácteo.

Recuerda que estas cantidades son aproximadas, ya que un niño puede comer más o menos. Es importante no obligarlos a dejar el plato vacío, ya que esto impide que los niños conozcan su nivel de saciedad. También es importante utilizar cubiertos y platos del tamaño adecuado para ellos y destinar tiempo suficiente a la hora de las comidas.

6-12 años (edad escolar): sus hábitos y preferencias alimentarias ya son marcados, por tanto, a la hora de comer debemos motivar y no obligar o prohibir, permitirles elegir e involucrarlos en las preparaciones, hacer mercado con ellos y mostrarles los beneficios de los alimentos en un lenguaje apto para la edad, estas estrategias ayudarán a llevar una alimentación más saludable.

El consumo de agua es muy importante y debemos incluirlo en cada tiempo de comida; es decir, durante el día se debe tomar 5 a 6 vasos. Si tus hijos no tienen el hábito de tomar agua, puedes hacer la transición diluyendo los jugos. Comienza con añadir 1/4 de agua al vaso de jugo, luego aumenta hasta la mitad, y sigue haciéndolo hasta que la bebida sea solo agua.

Piensa en transiciones para desaprender malos hábitos que tu hijo haya aprendido y trabaja en un cambio a la vez.

Si tus hijos consumen mucha comida rápida, comienza a establecer acuerdos sobre su consumo. Si es diario, vuélvanlo semanal, quincenal y posteriormente mensual. No quiere decir que no lo puedan comer nunca, pero sí que deben disminuir la frecuencia.

Para incluir alimentos saludables que antes no se consumían, te sugerimos cambiar su preparación, su combinación y su textura. Por ejemplo, puedes formar figuras con los alimentos y ponerle nombres divertidos. También hacer postres con las frutas; una manera sencilla es partir una sandia o piña en forma de paleta, añadirle canela, colocarle un palito y congelarla. Otra idea es hacer tortas dulces o de sal con las verduras y emplear especias naturales para añadir un sabor diferente a las preparaciones.

Elimina los distractores paulatinamente. Comienza retirando las pantalla del desayuno, después del desayuno y almuerzo, finalmente en las tres comidas principales.

Recuerda también enseñarle a tu hijo por qué debe hacer esto. No se trata simplemente de comer bien por el hecho de comer bien, o por darte gusto a ti. Tu hijo debe entender lo que significa que su cuerpo sea un templo del Espíritu Santo y que la alimentación es una de las maneras en que debe cuidarlo. Si tu hijo tiene este principio claro desde su infancia, cuando sea mayor será mucho más fácil para ti enseñarle sobre el alcohol, las drogas y el sexo, por ejemplo, pues serían otras aplicaciones de un principio que conocen desde siempre.

Este blog fue escrito por Mariluz Torres, puedes contactarla dando click aquí.


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